"De pronto su alma dijo BASTA! y de su pecho salió un grito de furia y dolor...su tristeza había comenzado a liberarse. Y así, iluminada desde el cielo por una luz muy potente, su cuerpo ya liviano recuperó vitalidad. Sin chillidos de su corazón, sin gritos y odios que reclamar a la vida, fue reconociendo las cosas más simples...su responsabilidad, su mundo, donde el perdón es simple, los sentimientos más puros, el llanto una emoción como la risa, y la muerte parte de la vida..."

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